La dieta cetogénica o dieta Keto se ha hecho muy popular en los últimos años por sus buenos resultados a la hora de perder peso. Se ha hecho tan famosa que hasta en Harvard le han dedicado su atención los científicos.
Consiste en eliminar casi totalmente la ingesta de carbohidratos y aumentar el consumo de grasas saludables y proteínas. Se basa en que el cuerpo, ante la falta de hidratos, obtiene energía quemando grasa y entrando en un estado que se conoce como cetosis (el estado metabólico del organismo originado por un déficit en el aporte de carbohidratos).
Sin embargo, a algunas personas esta dieta no les funciona, a pesar de todo. Las razones pueden ser variadas, pero estas son las más importantes:
No se entra en cetosis
Es la razón principal. En la dieta Keto se pierde peso debido al aumento de la pérdida de grasa, pero si no se entra en cetosis no se logran los objetivos deseados. Las razones por las que puede ocurrir esto es porque no se han reducido los carbohidratos en la proporción necesaria. En una dieta de este tipo, deberían suponer entre el 5 y el 10% de la ingesta total de nutrientes (de 20 a 50 gramos menos al día de lo que se suele consumir), pero en ocasiones se consume más debido a una mayor ingesta de verduras ricas en hidratos de carbono (zanahorias cocidas, cebollas pochadas, guisantes, etc.) o por ingerir demasiada fruta.
Tomar demasiada proteína
Una confusión muy extendida consiste en pensar que durante una dieta Keto se ha de aumentar considerablemente el consumo de proteínas. Pero lo cierto es que no, porque el organismo descompone el exceso de proteínas en aminoácidos y los convierte en azúcar. Para seguir este tipo de alimentación hay que obtener la mayor parte de las calorías de las grasas, cuyo consumo debería equivaler aproximadamente al 55-60% de las calorías totales. Es decir, las proteínas deben constituir alrededor del 35%, y si es más, no se entra tampoco en cetosis.
Consumir alcohol ocasionalmente
Otro error frecuente cuando se realizan estas dietas es pensar que el alcohol no aporta nutrientes y no pasa nada por tomar alguna copa de vez en cuando. La realidad es que bebidas como el vino y la cerveza son ricas en carbohidratos. Otras como la ginebra y el vodka, tienen menos, pero son muy calóricas. En definitiva, no se debe beber alcohol en ningún caso.